Un olvido para recordar
2 de noviembre de 2017
A pesar de las dificultades de no contar con espacio ideal con tablado, etc., nos gusta el espacio del Museo por la luz y el aire, aun cuando un tablado sería la perfección. Aún así, nos sentimos cómodos respecto a nuestro propósito creativo. Calentamos en el patio y pasamos la obra en el espacio interior.
Como Claudia olvidó traer la música nace una nueva exigencia: sostener cada cuadro con nuestros cuerpos. Queda claro que la estructura y el esquema básico del movimiento está interiorizado. Ahora bien, la filigrana interna, el trabajo de voz, las relaciones vivas y el juego pueden crecer mucho más.
Diana comparte su monólogo de Fidelina y nos sorprende.
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